jueves, 25 de noviembre de 2010

DESTRUYENDO LAS CALLES DEL REINO (EL DAÑADO NO.6)

Lo profundo - Jackson Pollock
pasando sus cuarenta años en 1953
La ira, el odio, la violencia, la misantropía, la antisociabilidad, ese soy yo, eso es lo que el señor Dáltanos rechaza porque dice que alejan de la armonía, porque dice que no es posible sostener por mucho tiempo una vida con esos principios. Tengo cuarenta años, me pregunto como entonces he llegado hasta acá si él dice que una vida así no es sostenible. Y aún no comprendo porque me pidió ser parte de su mundo, se esfuerza en usar esa frase de la construcción a través de los opuestos.

Que decir, es un buen tipo, a veces habla al estilo del predicador, le pide a todo el mundo que sea feliz, usa ese sombrero falso con el que se ve ridículo, construye un discurso de forma endemoniada, jamás le ví salir herido de ningún debate pero debo decir que no soy de los que lo acompañan a divagar últimamente, debe haber al menos un par de los que él llama inmortales que lo hayan dejado mudo. Ni que decir del señor Rojo, si dejaron de ser amigos porque el señor Dáltanos no pudo sostener su discurso ante él.


A ese hombre con disfraz de viejo sabio le digo para retarlo pero también por convicción: "Señor Dáltanos, al mundo nos echaron y eso es violencia pura que nos dañó de origen, el no haber elegido estar con vida es una condena que pesa en nuestra existencia deformándola en vida. Yo soy Dañado, todos somos y estamos siendo y seremos dañados. Nuestra humanidad original se va deshumanizando hasta la muerte. No hay nada que pueda terminar bien si empezó mal. No somos alquimistas. La vida es un deterioro con un sentido que nos está vedado fatalmente. Relativizar, subjetivizar, entregarse al pensamiento de la época como lo hace usted, es resignarse, es conformarse con respuestas incompletas e incluso falsas y simplistas".

Así le digo, así le dije la primera vez que rompí una ventana de sus preciadas calles del Reino, cuando yo era un joven aterrado que venía de leer el Demian y a Nietzsche. Él me miró intimidado, ver a alguien siendo violento lo paraliza, lo vi en sus ojos.  Se quedó en silencio mirando el vidrio roto. Años después caminando por la misma calle recordó el episodio y me dijo que en ese momento comprendió que la violencia no es forzosamente generadora de destrucción "o mejor aún, existen formas de violencia necesarias joven Enrique, como necesaria es la destrucción de un edificio si se quiere construir otro en el mismo espacio". Me llenó de ira su propensión a encontrar constructiva cada cosa que sucede. "¿Ah sí? haberlo dicho antes señor, invíteme a la próxima remodelación del reino" sonrió interpretando bien mi tono de burla, respondió: "Ya está en eso joven Enrique, está usted remodelándolo con cada paso que da". Tuve que demostrarle mi desprecio a su discurso, tomé una piedra y rompí la misma ventana que había roto en el pasado, sólo que esta vez enfundado en mi traje de hombre que ha dado pasos agigantados hasta la deshumanización final, y que acaba de terminar de leer el Fausto... y a Nietzsche.

Por E. K.

4 comentarios:

  1. Odio, ira, amor, pasión, tristeza, alegría. Incontrolabres, dueños de secciones nuestras que la razón no capta. Que alejen de la armonía es lo de menos, es que simplemente nos construimos de emociones.
    Un hombre muy sabio escribió una vez; las emociones siempre nos van a llevar a hacer las cosas según como somos, no según como deberíamos ser: es eso lo que las hace tan maravillosas.
    Y eso es algo en lo que creo totalmente.

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  2. El Übermensch (¿"superhombre"?) nietzschiano pulula por tu texto con gran destreza y sutilidad. El hombre es un ser incompleto: todo animal da lugar a algo superior. Evolución constante. Características completamente transitorias. Enrique y el Señor Dáltanos sumidos en la teoría darwiniana.

    Espléndido tu texto.
    Un abrazo.

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  3. SEÑOR LENKS:
    Gracias por su lectura y su comentario! Me pregunto que hombre muy sabio escribió eso que dice usted! Me agradó!

    Saludos fraternales!

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  4. MARISA:
    Me ha gustado tu lectura de la relación entre El Señor Dáltanos y el joven Enrique, aunque conozco sólo superficialmente la teoría darwiniana! Pero en lo referente a Nietzsche, puedo decir que "Así habló Zaratustra" transformó (y trastornó, por qué no) mi existencia!

    Gracias por tu comentario, Calurosos abrazos!

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