LA ARMONÍA COMO PRINCIPIO Y COMO PARTE DEL FIN (EN EL REINO... NO.5)

Sucede que, en el reino, sostenemos a la armonía como parte fundamental de la felicidad, pero eso no se traduce en: La armonía es la felicidad completa. Cuídese usted de esas tramposas sentencias si ha decidido construirse. Afirmamos que la armonía es la habilidad del ser humano para equilibrar, sus emociones, sus pensamientos, sus relaciones, sus acciones y sus reacciones.

Concordia, paz, bienestar, comodidad, son palabras que en el reino están muy ligadas con lo que llamamos armonía. Equilibrio, armonía, felicidad, suelen ser para los mortales elevadas utopías que llevan en su centro la condena de lo irrealizable. Pero usted ha decidido construirse de forma consciente y dejar de ser un mortal, ha saltado al abismo, ha comenzando a destruir y alejarse de todo aquello que no aporta a su construcción y que se aleja de lo que quiere ser, ha comenzado a pensarse desde adentro y desde ahí considerar al otro, ha comenzado a esgrimir su libertad y su voluntad, ha esbozado sus primeros conceptos con los cuales afrontará su vida, todo ello mientras el tiempo sigue avanzando. Para usted pues, muchas ideas como la de armonía son, o sería conveniente que fueran, más concretas de lo que le han dicho.

Necesita usted armonía en y con su entorno para que su construcción sea lo más óptima posible. ¿Cómo armonizar? Piense en las palabras que elije para hablar, la forma en que las pronuncia, las razones por las que se dirige al otro, sus emociones en el momento de expresarlas, las emociones, palabras, razones y formas del otro. Piense en las oposiciones. Desarmonía, discordia, conflicto, malestar, incomodidad y (algunas formas de) violencia son inconvenientes cuando uno está dando sus primeros pasos de no-mortalidad.

No le estoy pidiendo que sea armónico con todos todo el tiempo. Olvídese de la gran mayoría de los absolutos abstractos y caiga en cuenta que aún no hay ser capaz de ser armónico uniformemente todo el tiempo, de la misma manera en que aún no hay nadie (ni en este ni en el otro mundo) que está triste o feliz o rencoroso en todo momento, de la misma forma en que aún no hay nadie que quiera y pueda reflexionar sobre si mismo todo el tiempo. Lo que sí le pido es generar un ambiente propicio, equilibrado, para la introspección, para la continua construcción, comenzar a pensar en sus razones para estar con vida, y sus herramientas para concretar tales razones, todo mientras trata de conservar ese mismo equilibrio, que aún tiene mucho que ofrecernos en esta vida.