domingo, 3 de octubre de 2010

ERES NUESTRO NO.2

                                                         II- ¿Qué le pasa a Till?
Sentados ante la mesa dos artistas plásticos, un señor gordo y una joven delgada. Él lee el periódico. Ella esboza en plastilina la que será su nueva obra. Charlan sin mirarse.
--- He notado al muchacho algo serio, como que se la pasa pensando de más. Dile que olvide a su amigo, pensar en la muerte no lleva a nada bueno --- Comenta el hombre gordo, Tardo Block, a la novia de su hijo Till, la joven de ojos claros, ojeras y pómulos ligeramente sobresalientes entre unas mejillas muy flacas, Christa-Davela. ¡Qué nombres tan raros! ¿no?



--- Hablé con él, dice que no tiene que ver con la muerte de Gus. Yo creo que hay que dejarlo así un rato, total, después de todo Gus ha sido su amigo de la infancia.--- Christa-Davela contesta con su voz monótona y mira la forma que va tomando la plastilina ante ella.
--- Pues si pero lo que me preocupa --- El señor Block da vuelta a la hoja del periódico --- Es que cada vez llega más noche a casa y no me dice donde ha estado. Te ha dicho algo a ti.
--- No ha dicho nada.

III- Café con Christa
--- Tu papá ha estado preocupado, dice que estás llegando tarde a tu casa, ayer te estuve esperando hasta las once y no llegaste, y no has contestado el móvil. ¿Quieres hablar de eso?--- Christa-Davela inexpresiva como siempre, ninguna emoción. Ningún gesto nuevo, solo el ocasional alzado de cejas. El mismo rostro, los mismos ojos claros que nada dicen. La misma voz plana. La mirada puesta en la azucarera sobre la mesa, en el café favorito de los dos.

Till la mira, lo único que luce vivo en ella es ese cabello rojo que hace que todos la miren asombrados. El rostro impasible. Ese rostro se parecía al de Gus, oh gran descubrimiento, cuando lo notó por primera vez trato de negarlo porque eso significaba que se había enamorado de ella porque tenía el mismo rostro de su mejor amigo y eso le hacía confiar en ella. Y sí, no lo puede olvidar, la risa socarrona de su amigo en el momento de su muerte. Y ahora ante él, el rostro de su amigo Gus reflejado en el de su novia. No quiere ni imaginar como luciría Christa-Davela con esa risa y esos gestos frenéticos.
--- ¿Estás bien Till? ¿Me estás escuchando? Te he hecho una pregunta.
--- Perdona estoy un poco distraído, no estoy durmiendo bien últimamente.
Lo que pasa es que tuve que hacer una tarea, de hecho estuve aquí mismo terminándola, por eso llegué tarde a casa --- Till miró aliviado que en el menú del café decía: “abierto de 5pm a 12am” y así se libró de mayores explicaciones. Mintió. No quiere decirle que ha estado caminando hasta tarde para buscar un poco de calma después de la muerte de Gus en esas circunstancias.

IV- La Música de la muerte




Caminas con Christa-Davela, acaban de salir del cine. Se dirigen al estacionamiento. No le gusta tomar tu mano, lo cual agradeces porque jamás te ha gustado eso pues consideras que entorpece tu caminar, no se hable de caminar abrazados, es impráctico. Intercambian comentarios fríos sobre la trama, el guión y los elementos visuales característicos del director. Caminan por un andador repleto de gente que va y que viene. Es de noche. Tiendas en los alrededores lucen anuncios luminosos.

De pronto el hallazgo, la canción de la muerte de Gus, ¿Dónde? ¿De dónde viene? Miras a todos lados, unas chicas con uniforme de secundaria, un hombre en bicicleta, un señor con la camisa del mejor equipo del mundo (el Milán), un vendedor de discos piratas, nada.
--- ¿Pasa algo? --- Christa-Davela pregunta mientras te mira echar la vista de a un lado y a otro. No le prestas atención, sientes que la música se te va a escapar. Apresuras tus miradas, un repartidor de pizzas, una pareja caminando abrazada, un chico con celular en mano, una chica vestida de negro, un indigente gordo y barbón…¡El chico!, el chico del celular, ahí está la música. Corres para alcanzarlo, corres con esa música de fondo, él te mira, él corre, huye.



La música es trepidante, repetitiva, guitarrazos, ruidosa, estruendosa, un ruido en el fondo de ella que es como una campanilla chillona pero apenas perceptible hace pulsar tu cien, te confunde, te altera, no dejas de correr, no dejes de correr, la campanilla de fondo te vuelve loco. El muchacho vira a la derecha, hacia una avenida concurrida. Tú empujas a la gente, la canción tiene algo que te altera el funcionamiento físico, ¿O es la premura la que lo hace? La campanilla se pierde entre el estruendo, el muchacho ya está a algunos metros de distancia ¿Cómo es que puedes escuchar tan claramente la melodía? La melodía se pierde entre el ruido de los carros. El muchacho se pierde entre la gente. Te dan ganas de golpear al primer idiota que veas. Suena el teléfono móvil. Contestas. Christa pregunta que donde estoy y quiere que le explique que está pasando. Tendré que decirle la verdad.



V- Ella lo sabe todo
--- “¿Eres nuestro?”
--- Sí, eso fue lo último que dijo Gus --- Evitas mencionarle a Christa-Davela la risa burlona y los gestos locos de Gus.
--- ¿Pero quien era el asesino, no has podido verle el rostro? ¿Por qué no le explicaste eso a la policia?
--- No es relevante, ya te dije que estaba muy oscuro y él llevaba sombrero, solo pude ver sus dientes luminosos. Y su mano que sostenía el reproductor de música. Y era la misma canción que acabo de escuchar.
Silencio.
Miras las pupilas claras de Christa-Davela. Sus ocasionales anteojos de armazón grueso y rojo hacen juego con su cabello. Ella va a decirte algo importante, esa es la mirada que lo indica, los ojos que permanecen en tus ojos como avisando que quieren tu atención. Ahora puede mirar a otra parte, ya recibiste el mensaje.
--- He oído la canción hace un instante. Y debo confesarte que la conozco.



La miras atónito. La conoce, ella la conoce, conoce la canción pero de donde la conoce como es que la ha escuchado antes debe eso de sorprenderme no lo creo pero…
--- ¿Qué quieres decir?
--- Te he dicho que la conozco.
--- ¿Pero como es que la conoces?
--- Tengo un amigo que es músico y él, bueno él… Me ha compuesto esa canción.
--- Entonces no es una canción comercial, es decir, ¿no está sonando ahora en la radio? --- Te enfocas en la canción y dejas por ahora de lado tus celos y las preguntas sobre por qué demonios un “amigo” le compuso una canción, por qué titubeó al decírtelo y por qué es la primera vez que su voz revela una emoción y se percibe nerviosa. ¿Y por qué componerle una canción tan escandalosa a una mujer como ella?
--- Si ya la has escuchado dos veces pues parece que ya suena en la radio.



Iremos a casa de ella y escucharemos el disco que le regalo su amigo. Si, esa es la canción. Ella me dirá que a su amigo le dicen Alos y que, si quiero, me llevará con él ahora mismo si eso me ayuda en algo con mi incertidumbre sobre la muerte de Gus. Le diré que sí, que sí quiero. ¿Alos? ¿Qué sabe él de la muerte de mi amigo?

2 comentarios:

  1. Sinceramente, yo no iría a ver a ese tal Alos. Sin embargo, volvería a leer tu historia una y otra vez, porque engancha con mucha fuerza! Un "Eres nuestro nº 3" se hace indispensable!

    Un gran abrazo!

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  2. Yo tampoco iría, pero parece que él sí irá! Gracias por tu comentario Mercedes, ya pronto saldrá el número 3! Abrazo!

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