martes, 10 de agosto de 2010

EN EL REINO...

Hubo una o dos veces un lugar mágico, construido trabajosamente por un hombre que se construía trabajosamente.

Hubo antes que romper un mundo para crear otro, como un ave que rompe su cascarón para poder terminar de desarrollar su cuerpo (El gran Hermann dixit).

Entonces ahí tienen a un tal joven Enrique, de unos 13 años, 7 meses, 10 días y 8 horas, chocando con la cultura en la que le tocó vivir (que es muy diferente decir esto que decir: una cultura a la que está condenado). De pronto al joven Enrique se le cayó el mundo y todo lo que se suponía que era firme, todo aquello en lo que se basaba su realidad se vino abajo.


ANTE EL ABISMO
Aquí señalo que a aquellos momentos en donde uno lo ve todo perdido es lo que algunos mortales llaman "estar ante el abismo".

Ante el abismo uno tiene dos opciones (tiene más pero enumerar las infinitas posibilidades es una labor poco práctica para estos fines): lanzarse o dar un paso atrás.

Cuando se da el paso atrás, uno queda hecho presa de ese abismo, lo contempla, y no puede dejar de verlo porque los abismos más atractivos son los más internos. Tensión perenne.

Cuando uno se lanza al abismo uno debe tener claro que si no hace nada, se romperá el alma al golpear el fondo. Así que uno debe encontrar soluciones efectivas, para curar el alma, para que no resulte atractiva la vida en el abismo y para salir del mismo. Angustia existencial que se concreta en la pregunta: Y ahora que hago?

EL REINO DE LOS SUEÑOS 
Pues el joven Enrique saltó a la primera, y se rompió el alma en la caída, y le vino la angustia existencial, y, sí, se planteó la proverbial pregunta. ¿Y qué hizo? Su propio mundo, al que llamó "El Reino de los Sueños". Pero para ello se requería de una fuerza que el no tenía aún. Ahí es donde entra el que estas letras escribe.

Y juntos coloreamos el cielo, y lo habitamos, y lo llenamos de música, de momentos, de seres mágicos, de trenes ligeros, vagabundos, indigentes, fotografías, libros de Hesse, de Kafka y del Maestro Arreola, mucho color negro, el Discovery de Daft Punk, humor, lucidez, reciprocidad, comunicación, tolerancia, mermeladas de la felicidad y anillos de poder.

El Reino cumplió su función (sacar del abismo al joven Enrique y curarle el alma), y ahora ha decidido salir del mismo, transformado en señor mágico, para aprender a vivir en el mundo de los mortales, habrá muchas veces en que chocará su visión de la realidad con la realidad mortal, pero definitivamente los contrastes serán "cada vez más sensuales y emocionantes"!

2 comentarios:

  1. Me hiciste recordar esa frase de Heese (parafraseó), "aquel que quiera nacer debe destruir al mundo". Supongo que todos llegamos al mundo, pero no todos nacen, si quieres saber a que me refiero, lee mi blog proximamente.

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  2. la perdida ante el poder. bueno, quiza, no saliste del abismo sino que tras el mundo se vino abajo saliste de el, y luego te volviste a meter.

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