martes, 19 de abril de 2011

VIOLENCIA GRATUITA

Cuentos al Chile (no.6)
Hallo, bienvenido sea usted al Reino de Don Dáltanos (algunos dicen que debería ser República, dados los ideales que defendemos. Lo estamos pensando imperiosamente), en esta ocasión especial, presentando el número seis de nuestra apreciada sección: Cuentos al Chile, sección titulada así, hay que confesarlo de una buena vez, por motivaciones ¡Culinario/alburero/furibundo/cómicas! La ocasión es especial porque les presento uno de mis cuentos favoritos. ¡Osada empresa! De la colección: Los improbables. Misticismo a la vuelta de la esquina, les traigo: Violencia Gratuita. ¡Provecho!

Violencia Gratuita
Dicen los mortales que un bistec ayuda a sanar heridas, ¿será?
— ¡¿Alguien quiere violencia, es gratis?! —Entra gritando y envalentonado a la cantina nuestro personaje, tez morena clara, bigotudo, pero de una estatura inferior al promedio. El lugar está silencioso, son las tres de la tarde, solo el cantinero y dos parroquianos presentes, ni se inmutan.

— ¿Violencia gratuita, no está demasiado desgastado ese concepto mi Chema? —Le dice Kiko el cantinero sonriente.
— ¡Me vale madre, usté nomás respóndame si quiere y se acabó!
— Nada es gratis en esta vida José María Medrano —un hombre de barba, gordo, pasa por indigente para el observador incauto.
— ¡Me lleva la que me trajo! ¡Namás quiero saber quién quiere violencia gratis! ¿Qué tienen que andar con sus sermones? —Parece arder en deseos de propinar golpizas.
— Lánzate a trabajar con el Rito, Oí que desapareció a sus dos últimos golpeadores que porque no hicieron bien un trabajito. —El cantinero con voz divertida y amable.
— ¡Clavo de la santa cruz! ¡Que si siguen sin responder a mi pregunta me los trueno a todos! —encabritado.
— Bueno bueno ya estuvo bueno —se levanta el otro parroquiano que había sido reservado hasta que la insistencia de Chema le agotó la indiferencia. Hace sonar su tarro sobre la barra, se arremanga la camisa, se acomoda el bigote y sale de la cantina haciendo una seña con la cabeza al bravucón.
Éste último, extasiado, siente algo correr por sus venas, algo que le dice que vale la pena estar con vida. Es hijo de la violencia y le da gusto ir a visitar a la madre tres veces al día como dios le manda. ¿Será que le gusta ver a la madre tan seguido?

Ahí tenemos a los dos peleadores de frente, se están reconociendo, chocan sus pechos y usan sus brazos para separarse, es al parecer un ritual de calentamiento. En la puerta de la cantina el Kiko y el hombre barbón gordo que pasa por indigente para el observador incauto comentan lo que se les presenta.
— Mire don, violencia gratis, ¡Bien dicen que gratis hasta la muerte es recibida!
— Nada es gratis en esta vida Federico Sierra, toda acción lleva impresa en su principio el recibo, el gasto se hace aunque a veces sean otros los que lo paguen.
— Usté cree don, mire, este Chema viene y siempre ofrece violencia gratis así bien salsa, yo creo que está triste porque no tiene trabajo ni que comer, entonces no tarda el machín que le tome la palabra, se lo lleva aquí afuera y justo como estamos viéndolos ahora don, ahí el Chema revolcándose en la tierra desde el primer golpe. Luego yo tengo que meterlo a la cantina, ponerle su bistecito en la herida y mandarlo a su casa al pobre diablo.
El don rompe en carcajada ruidosa al tiempo en que ven como el retado se retira victorioso a su casa y el retador se remueve como gusano en sal.
— De que se ríe don, usté siempre burlándose de uno.
— Ay Kiko, eres una buena persona, quisiera ser como tú, un alma simple que hace el bien conciente y hasta inconscientemente.
— No le entiendo don.
— Anda Kiko, ve a levantar a Chema que ya le anda porque le pongas su bistecito, ¿no ves como se revuelca el muchacho?
— Ay don Dáltanos, usté y sus cosas, no más usté se entiende —Y Chema partió a ayudar al bravucón sin alcanzar a entrever el significado de su acto.

Chema grita como contratado. Don Dáltanos lo escucha aún a una cuadra de distancia, mientras se dirige a su casa, seguro de que la violencia, en efecto, jamás ha sido gratuita, que la violencia te puede dar hasta para comer. Improbable mejor ejemplo para evidenciarlo.

8 comentarios:

  1. Don Dáltanos, siempre sorprendienos con sus historias que dan giros, giros de 360 grados.

    Gracias por compartir

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  2. Efectivamente la violencia no es gratuita, siempre surge por algo.

    Bien relatado.

    Saludos cordiales.

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  3. Vaya, ya me extrañaba a mí que hubiera algo gratuito, aunque fuera la violencia...
    Un relato original y muy bien tratado. En su punto, señor Dáltanos.

    Un abrazo y un bistec, porque nunca se sabe!
    :-)

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  4. La violencia gratuita podría compararse con el sexo gratuito. Dos que se ponen de acuerdo para intercambiar sus ansiedades y fluidos. La ventaja de la paga, es que sabemos cuanto nos cuestatá, en cambio la gratis no. Un abrazo.

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  5. Hallo García Rosales,
    gracias a ti por leer y comentar! Es grato hacerte girar!!

    Abrazo de 360 grados!!

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  6. Hallo Aída,
    en efecto, la frase de don Dáltanos literario lo ilustra: "toda acción lleva impresa en su principio el recibo, el gasto se hace aunque a veces sean otros los que lo paguen".

    Gracias por leer y por comentar!

    Abrazos!

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  7. Hola Mercedes,
    gracias por el bistec, uno debe estar siempre preparado!!

    Abrazo nada violento (ni gratuito, je)!

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  8. Hola Julio,
    interesante y certera reflexión!
    Parece que a veces es necesario hacer explícito el precio de las cosas, no vaya a ser que cuando nos traigan la cuenta nos saquen un susto!
    Gracias por la lectura, es grato leer por acá tus comentarios!
    Abrazo!

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